lunes, 20 de mayo de 2013

Valquiria.

Apareció, súbitamente, en el medio de mis vacaciones.
Para ser sincero... fue un aligerado calentamiento hormonal. Pero de esas hormonas nació este texto y estos siguientes versos:
La vi como una valquiria, dándole chances a los mas heroicos, para llevarlos al Valhalla que ella poseía. Pude ser uno de ellos.
Fui seleccionado por esa morocha deseable, contenedora de una sonrisa para suertudos y un cuerpo donde, desde los cobardes a los héroes, querían tener el gusto de caerse muerto.
Esta valquiria me llevo a recorrer la pista. Dejaba una estela en su paso del cual los muertos se querían alimentar. Me podía jactar de ganador con semejante estrella a mi lado. Vi como bailaba, y puedo dar por echo, que hacer hervir cualquier sangre. 
Esta valquiria es diferente a todas las demás pequeñas. Escucharla, entenderla y comprenderla, es un papel imposible de cumplir.
¡QUIEN NO SE ENAMORE DE ESA MIRADA NO ES HUMANO!
Fiestera, graciosa, divertida, interesante, sexy... así recuerdo a aquella morocha de pecas. ¡Y como si fuera poco!... porteña.
Uno se deja llevar por esa valquiria, se deja pasear por la 9 de Julio y se deja intoxicar en el Obelisco. Uno por ella es un total sumiso.
¿Que rosarino no quisiera traérsela pa' aca?.

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